Héctor Castillo, el alma de un gran músico
Llegamos a la plaza de toros de Illescas. Allí hemos quedado con Mila, la madre de Héctor, junto al parque de Skate para hacerle una pequeña entrevista a este jóven Illescano de gran talento, Héctor Castillo.
Cuando llegamos encontramos a Héctor subido en su patinete. Le encanta el skate, montar en scooter y monopatín, y una de sus aficiones cuando tiene tiempo libre es practicarlo. No sabía que le íbamos a entrevistar, así que hemos conocido al Héctor de verdad, al natural, sin filtros. No ha querido que su madre estuviera presente, porque le daba vergüenza, como niño que es. Además del skate, le encanta pasar ratos con su familia, ver pelis y jugar a la play, como a todo chico de su edad.
Pero, ¿cómo es un día normal en la vida de Héctor?
Se levanta para ir al instituto, vuelve a casa para comer, descansa un ratillo, hace los deberes, y llega lo extraordinario, la música: toca la trompa una hora, y después o va al parque de skate, o se va a casa de su abuelo a tocar el piano. Si es martes o viernes, el lugar de descansar hace los deberes del “insti” para irse a toda prisa al conservatorio.
Héctor Castillo no deja de ser niño. Un niño de 12 años, estudiante de primer año del Instituto Juan Padilla de Illescas. Pero Héctor tiene un don. A su corta edad es un fenómeno de la música. Ha participado en el programa “Prodigios” de Televisión Española, tras pasar diversos castings, y ha llegado a la final. Toca la trompa y… ¡Cómo toca la trompa!
Así le ha llegado la fama… En el instituto todos le conocen ya. Antes de salir en la televisión, dio una actuación para que todos le vieran tocando su instrumento. Y ahora todos saben lo que hace y le reconocen por la calle.
El gusanillo de la música
Nos cuenta que la afición por la música es heredada: Su abuelo toca el saxofón y el piano, su madre el clarinete, su tío es profesor de piano, su hermano toca el trombón, su primo también toca el piano… Toda una familia de músicos, integrantes, además de la Banda de Música Manuel de Falla de Illescas. Menos su abuelo, que toca en la Charanga de San Pablo, como nos cuenta orgulloso su nieto. Este año ha empezado primero de profesional en el conservatorio de Toledo, dos días a la semana, Martes y Viernes. Ya ha hecho amigos allí.
De mayor lo tiene claro. Su objetivo es ser trompista en una orquesta, o profesor de trompa. Una respuesta que nos ha sorprendido por su madurez. Pese a su corta edad lleva ya 7 años en la música. Se iniciaba a los 5 años y cuando tuvo que elegir instrumento, al ir a la banda, en un ensayo, se enamoró de la trompa, de su sonido y de su forma, que se ha convertido en su compañera. Escucha todo tipo de música salvo el reggaeton, que no le gusta nada. Le gusta mucho la música electrónica, la música pop, y si tiene que quedarse con un cantante, se quedaría con Freddy Mercury o con Michael Jackson.
Héctor Castillo nos cuenta orgulloso que está en la banda de Illescas casi 4 años. Antes se cansaba más pero ahora le encanta y echa de menos el no poder ensayar. El participa en las dos bandas, en la banda pequeña y en la banda grande. En la banda grande es uno de los más pequeños, cree que otra niña y el son los más jovencitos de la formación, el con su trompa, y la niña con su flauta travesera. Tiene muchas ganas de que empiecen de nuevo los ensayos en la Banda, paralizados desde que llegó la pandemia, para poder volver a juntarse todos.
La participación de Héctor Castillo en Prodigios
Además, fue Miguel, el director de la Banda quien le animó a embarcarse en esta aventura de la televisión… al terminar las pruebas de acceso al conservatorio, le animó a participar en los casting, se presentó y le eligieron. Para él ha sido una muy grata experiencia. Ha hecho bastantes amigos, la experiencia de salir en la tele ha sido muy buena, y la de conocer a famosos, también.
Ha conocido a Boris Izaguirre, Andrés Salado, Nacho Duato, José Manuel Zapata y Paula Prendes. Su paso por Prodigios nos ha ofrecido grandes interpretaciones, como la de la Banda Sonora de Forrest Gump, que puso en pie a los miembros del jurado.
Cuando le preguntamos qué les diría a otros niños con un talento como el suyo, nos contesta sin dudar “Que no lo dejen. Hay muchos niños que se cansan de tocar un instrumento, pero yo les diría que no lo dejaran, que siguieran adelante a ver si consiguen algo, como yo. Que no lo dejé y mira… Conozco a niños que lo han dejado después de entrar en el conservatorio. Quizás es porque para ellos es un sacrificio, pero para mi no lo es, a mi me encanta y lo hago con gusto. Yo animaría a otros niños para que se apunten a música, y que prueben la trompa, que les va a gustar!”.