“El cartero de Casarrubuelos”, una historia de nostalgia, tradición y amistad
El ayuntamiento de Casarrubuelos ha rendido un merecido homenaje a “Su cartero”, Ismael Vara Vara, en una historia que va mucho más allá de un servicio de correos. Tras más de 40 años sirviendo a todos sus vecinos, “El cartero de Casarrubuelos” cuelga la cartera y se jubila.
Antes de jubilarse, nos cuenta como esta profesión ha sido su vida, entre la nostalgia de los recuerdos, los grandes amigos que ha hecho y sobre todo el “fin” de una tradición y una forma de entender la vida a través de las cartas. Miles de historias en una vida, la de Ismael Vara.
¿Cuántas generaciones llevan siendo ustedes los carteros de Casarrubuelos?
Yo llevo 39 años y mi padre estuvo 26 así que entre los dos llevamos unos cuantos, casi 70 años, amando esta profesión y entregando las cartas a los vecinos de Cubas y Casarrubuelos.
¿Sabe usted como empezó esta tradición?
Curiosamente tengo el nombramiento de mi papa, antes los carteros rurales se nombraban por servicio popular, no había oposiciones. Sin embargo, la historia viene de muy lejos, anterior a mi padre ya que el primer cartero fue el dueño de la casa donde yo nací. Se llamaba Mateo Vara y fue cartero hasta que mi padre se quedó con la casa y recogió el testigo del anterior cartero.
¿Cómo era el servicio y cómo se repartía, si se acuerda de cuando lo hacia su padre y luego como comenzó usted con el reparto?
Lo más curioso sobre todo son los contratos que nos hacían, al principio yo era cartero de Cubas y Casarrubuelos, que entonces Cubas era más pequeño y tendría 500 habitantes por los 600 de Casarrubuelos.
Yo era “cartero peatón de Casarrubuelos a Griñón”. Esto significa que tenía que hacer 14 kilómetros andando. Todo esto además con una jornada de cuatro horas y media. De hecho, me negué a firmar el contrato por injusto, pero “mi padre me tiro de las orejas y me llevo a firmarlo”.
A partir de aquí, cogí la cartera de los carteros y, andando, tenía que ir a Griñón (a la casa del cartero de allí) a coger las cartas de Cubas y Casarrubuelos y luego servir al Convento de Santa Maria de la Cruz para después llegar a Casarrubuelos donde tenía una hora de despacho en la casa-oficina. A la mañana siguiente llevaba a Griñón lo recogido el día anterior en Casarrubuelos. Una paliza diaria de kilómetros.
Al mes siguiente desde correos se dieron cuenta que era imposible dar el servicio completo y me pusieron el contrato de “ciclomotor”, donde se me permitía ir en moto, pagada por mí, después me pusieron contrato de “motocicleta” y 5 horas…, más tarde me permitieron utilizar “automóvil” y repartir en coche, insisto siempre pagado por mí, (risas) y el local, claro, también corría de nuestra cuenta.
¿Cuántas casas podía haber cuando empezó el reparto…y hoy en día?
“He repartido con andando con la cartera, con el ciclomotor, con la moto, con el coche…y ahora con las nuevas tecnologías”
Entonces habría como entre 500 y 600 casas ahora en vez de un cartero o dos necesitaríamos 6 u 8 carteros para 4000 y 6000 personas. Me ha tocado durante mucho tiempo poner mi coche a disposición de correos, pero lo hacía feliz porque lo veía como un servicio a los vecinos. Otro ejemplo es que mi casa ha sido toda la vida como los “ultramarinos” o “los todo a 100” de hoy en día. Eso ya lo invento mi padre… (más risas) … todo el mundo venía a la casa de correos a buscar cualquier cosa que necesitara, papelería, comestibles…
¿Cuántas cartas calcula usted que ha podido entregar en todos estos años?
“Habré repartido millones de cartas, más de 2000 cartas al día”. Podía llevar más de 2000 cartas diarias sobre todo en los años 90, nunca lo he pensado, pero habrán sido millones de carta, sin embargo, hoy en día no creo que se repartan más de 200 cartas.
¿Cuéntenos la anécdota más curiosa que recuerde?
Precisamente ahora que yo esto con la jubilación, siempre me había gustado y no entendía del todo cuando la gente estaba pendiente de recibir su carta de jubilación. Ahora entiendo la alegría que era para toda la familia.
¿Cuál sería lo más bonito que le ha pasado?
Me acuerdo de una chica que no hace mucho, el burofax salió al reparto más tarde de lo habitual y lo recogí en el último momento y era para una oferta de trabajo. A la chica la conozco y la llame por teléfono y quedamos para podérselo entregar y encontró el puesto de trabajo que tiene actualmente que no hubiera tenido si no se llega entregar la carta ese día.
¿Qué carta le hubiera gustado entregar y nunca llego a hacerlo?
Me hubiera gustado entregar la carta del “tío de América”. Eso que a veces pasaba hace años que alguien recibía alguna herencia de algún familiar lejano sin esperarlo.
Usted ha visto crecer todo este pueblo, ¿Cuál es su sentimiento con este pueblo y que le ha sorprendido más?
El cambio en el pueblo ha sido muy bueno, mejorando servicios, con un avance pausado, estoy encantado con el pueblo. Correos también ha crecido mucho.
…. y ahora, ¿Cuál es su plan de futuro? …seguir por aquí, cambiar de lugar?
Yo seguiré aquí y agradezco a todos los vecinos que me han hecho ya, parte de sus familias.
Yo seguiré aquí, es mi pueblo, nací aquí, he vivido aquí y de momento no me planteo ningún cambio.
Cual serían sus palabras de despedida para todos aquellos a los que entrego las cartas y también para su relevo aquí como cartero.
Muy agradecido a todos los vecinos, para mí son vecinos de Cubas y Casarrubuelos por el trato en los dos pueblos, han sido mis amigos no mis clientes. Muy agradecido al convento de Santa Juana. Mis compañeros también han acogido mis consejos con mucho cariño y creo que están contentos igual que yo de haber compartido experiencias.
Agradezco al alcalde de Casarrubuelos, Vicente y a todo el equipo de gobierno el trato y este detalle que han tenido conmigo hoy con la entrega de esta medalla.